estoy en una situationship con dios
para mis fellow amigas que fueron a un colegio católico (opus dei específicamente), tuvieron un affair con dios, y hoy se denominan ateas.
creo que alcancé mi punto más álgido con la fe católica el día que discutí con mi madre sobre lo que yo consideraba entonces “el pecado del aborto”.
2009, interior noche, salón de mi casa y la conversación iba tal que así:
servidora (con todo el fervor que una cría de 15 años puede tener): —que no pienso abortar nunca! es un pecado, y no me vas a obligar.
mi madre: —mira, si vienes embarazada a casa, te cojo de la mano y te llevo al hospital a rastras si hace falta.
mi padre: —¿podéis por favor, dejar de discutir, que la niña no se va a quedar embarazada?
esta es una carta para las que un día fueron las de la chaquetilla de punto fino para tapar el tirante, las de la ducha de agua fría y las del minuto heroico. para las que dejaron eso en una vida anterior. y para las que no tienen claro dónde están hoy con ese ayer.
yo no fui a un colegio católico desde pequeña, ni mis padres eran feligreses, y muchísimo menos iban a misa los domingos. de hecho, mi madre se negó durante años a acompañarme, aferrándose a que quizás, de ese modo, dejaría de ir yo también. ellos se quedaron en el “cristiano in spain starter pack”, que consistía en bodas, bautizos y comuniones y, cuando la situación lo requiere, mi madre se dedica a poner velitas a las fotos de los difuntos más cercanos en un pseudo santuario que tiene montado en el lavadero de casa.
aún así, por el bien de mi educación académica, a mis trece años me cambiaron a un colegio del opus dei que tenía muy buenas reseñas en los temas de estudiar, y un año más tarde empezaría la que sería mi relación más estable hasta la fecha.
mi relación con dios se puede dividir en cuatro partes.
capítulo I: la inexistencia, nacimiento - 14 años
capítulo II: noviazgo y promesa de matrimonio, 14 - 18 años
capítulo III: la ruptura, 18 - 26 años
capítulo IV: la situationship, 26 años - actualidad
en los primeros tres capítulos ahondaré más adelante, pero hoy quería hablaros de esta última etapa, con la que estoy empezando a reconciliarme, pero que no termino de entender.
antes de entrar en esta nueva era, si alguien me preguntaba si creía en dios, yo le contestaba rotundamente que no, que era atea. me faltaba escupírselo en la cara a la gente. era mi momento de romper con todo lo anterior y sentía una necesidad imperiosa de hacerle ver a la gente mi nueva identidad. atea, muy atea, la más atea. pero desde hace un año, si alguien (una cita) me preguntaba por este tema (no sé por qué surgían, lo prometo), ya no me sentía cómoda con esa respuesta. algo no andaba bien.
al principio vacilaba un poco, no sabía qué contestar y decía cosas como “es complicado”, “es una larga historia”, “es que yo tenía un pasado católico”, o la que más triunfaba en las citas: “a ver… es que ahora no, pero casi me hago del opus”.
tener que contestar a esa pregunta más veces de las que me hubiera gustado me hacía plantearme, una y otra vez, en qué punto estaba yo con dios y toda su troupe, y entre todas las respuestas, un día, hice click con una de ellas: “creo que estoy en una situationship con dios”. os podéis imaginar que eso no me permitía ahorrarme la historia que sucedía al titular, pero en mi cabeza, condensaba bastante bien cómo me sentía.
sé que tenemos una relación, pero no sé muy bien de qué tipo. a día de hoy, soy, a dios, lo que cualquier tío hetero estándar de tinder a cualquiera de mis amigas. una capulla.
—es que ahora mismo no estoy para nada serio…
—es que no tengo claro lo que quiero, pero sigamos quedando y hablando…
—para qué necesitamos definir, prefiero ir viéndolo, vamos a fluir…
le debo dar al de arriba un asco tremendo. la cosa es que reconozco que prefiero no definir esto mucho más, y que no quiero darle explicaciones a nadie sobre hasta dónde llego o dejo de llegar con dios; es algo nuestro. pero ni siquiera yo llego a entender muy bien en qué punto estamos. es complicado.
después de 8 años de ruptura, nos volvimos a encontrar mientras yo estaba de viaje.
marzo, 2023. interrail durante 10 días por francia y suiza con mi amigo miguel, seguido de 10 días sola por italia. un ritmo vertiginoso, a ciudad por día, y en cada ciudad, una iglesia o capilla que visitar.
l'abbaye du mont-saint-michel, notre dame, sacre-couer de montmartre, notre-dame de strasbourg, y así hasta aburrirse. cuando entrábamos, se sentía algo así como cruzarte con tu ex, y cómo no te vas a parar un minutito a preguntarle cómo está si ni siquiera acabasteis fatal.
podría decirse que a dios no le tengo rencor, pero todo el tinglado que tenía alrededor era terrorífico, y todavía no soy consciente de las cosas que sigo arrastrando de los años que estuvimos juntos. el tema es que si pienso solamente en mis conversaciones con él, cuando el resto se callaba, a mí me parecía majo, me escuchaba, no me pedía cosas locas, ni me exigía nada, agradecía cualquier detalle que tuviera con él, pero si no los tenía, era bastante chill, vibes de mejor amigo.
pero claro, aquí mi amigo no estaba solo. toda su orquesta era para echarle de comer aparte y, aunque me guardo ese tema para otra ocasión, cuando acabó nuestra etapa de luna de miel, empecé a ver mil cosas que no me gustaban. decir de su club que practicaba el tremendismo es quedarse corta, y yo no quería formar parte de él. así que poco a poco, todo empezó a caer por su propio peso. nos separamos al mes de mudarme a madrid, y desde entonces, cada uno hizo su vida.
y así pasaron los años, y no me arrepiento en absoluto, pero de vez en cuando… no sé, le echaba de menos, o al menos nuestras conversaciones. me gustaba ese ratito en el que me quedaba en silencio y le podía contar absolutamente todo lo que se me pasaba por la cabeza sin filtro, y no le tenía que poner muchísimo en contexto porque total, él lo veía todo. y visitando esas iglesias en francia, entre saludo y saludo, empecé a hablar con él otra vez. al principio un holaquétal, luego que si hola jefe, anda, danos un poquito de sol que tenemos mucho que ver, y cuando me quedé sola en italia, retomamos el contacto.
sí, lo sé, no tiene ningún sentido. si yo me considero atea y creo que no hay nadie en el más allá escuchando mis plegarias, ¿a quién coño le rezo? yo tampoco lo sé, ¿vale? creo que es un poco como cuando tocas madera para evitar la mala suerte, o como cuando pides un deseo antes de soplar las velas de una tarta. son actos que no sabes a dónde van, pero que te gusta hacer por costumbre, porque son casa, por lo que significan para ti, aunque no trasciendan. para mí es algo así, a las 17:30h puedo afirmar que dios no existe, y a los 5 minutos llorarle porque me han hecho ghosting, otra vez. no lo entiendo, pero sé que a mí me funciona, y ahí empezó mi situationship con el de arriba.
durante todo ese año hablaba con él solo cuando él me encontraba, cuando tenía que entrar a una iglesia por motivos ajenos a mí, o cuando entraba por turismo.
desde hace unos meses lo busco. empecé entrando en la iglesia de mi barrio a llorarle un ratito dos veces contadas. y ahora, me paro en la iglesia que hay entre mi oficina y mi casa casi todas las semanas a hablar con él cinco minutitos, y tengo una carpeta en las notas del móvil llamada ‘jesucrista superstar’ (gracias rigo 💖) donde escribo mis oraciones. creo que empiezo a sentirme cómoda en la contradicción.
dear amigas former-creyentes,
necesito respuestas. a las que os fuisteis de allí como yo, me gustaría saber si vuestra partida fue definitiva o si habéis tenido recaídas, si “tan solo” sentís rechazo por lo que había alrededor pero seguís creyendo que ahí hay algo, o si dejásteis fervientemente de creer en todo. si aunque no creáis en él, seguís hablándole fingiendo demencia o aplicasteis contacto cero. si estoy sola en esto, o hay alguien más ahí.
estoy deseando escuchar vuestras respuestas 💌
Yo estoy en las mismas que tú y he encontrado paz en aceptar que cuando mantengo presente mi lado espiritual, me siento en calma. Tenemos que hablar de esto en detalle!!!!
Jesucrista super star simplemente una leyenda