me da asco la vida o es solo mi segundo día de regla?

para mí, que me he despertado, y para I., que muy a su pesar, también.

me despierto y siento arcadas. debe ser lunes, pienso. como mi casa está de reformas conmigo dentro, aunque hoy es día de teletrabajo, me toca irme a la oficina a ver las horas pasar. al menos no va a haber ni dios y puedo ir en chándal y con una cabellera cuanto menos cuestionable.

antes de llegar decido parar a por un café de especialidad de 3,50€. estoy yendo a la oficina en un día que no toca, si no me lo merezco hoy, no lo mereceré nunca. entro por la puerta de mi oficina y saludo a mi jefe, el que no tenía que estar, que ha decidido honrarme con su presencia. qué suerte la mía, que voy a poder pasar todo el día a su lado, con un tres piezas de material chandalero, y sin siquiera la posibilidad de ir abriendo whattsapp web cada 25 minutos por salud mental. codo con codo. privilegios.

aunque nos anima a venir a la oficina para hacer equipo, a las 13h se levanta de su mesa y empieza a calentar su comida sin intención alguna de compartir ese tiempo conmigo. me comenta, eso sí, que hoy ha salido el último capítulo de the white lotus, y me pregunta si lo voy a ver. le digo que no, que con todo lo de la reforma voy un capítulo atrasada y lo veré mañana. le pregunto si el lo va a ver hoy. me dice que se lo va a empezar ahora mientras come.

ah. vale. me calentaré entonces mi lasaña de verduras precongelada para comérmela frente a mi ordenador mientras finjo trabajar.

qué sola estoy.

13:42. termino de comer, relleno el vaso del café de esta mañana con café de la oficina, y salgo a dar un paseo con la intención de que a las 18h de la tarde me queden menos pasos para llegar a los 10,000. lo de los pasos en 2025 se siente un poco como ser justin timberlake en la película in time. jamás toda una sociedad se puso tan de acuerdo para vivir a contrarreloj. salgo del edificio y me saluda la gran vía de madrid, como si de la quinta avenida se tratase. estiro el eyerolling hasta la nuca. no puedo más. a una versión de mi le hubiera encantado esta estampa: café en mano, saliendo de la oficina para tomar el aire en pleno centro de madrid, tan adulta, tan cosmopolita, tan asqueada, no quedan ni los restos.

mi logro del día consiste en esquivar al niñito de camiseta de tirantes negra y tatuaje tribal que va a intentar venderme que colabore con una ong. hoy no, gracias. procedo con mi plan. ¿la casa del libro o un paseo por la zona? “la zona”, que no me puede producir más urticaria. de repente recuerdo que la plaza del teatro español está relativamente cerca y es tranquila, así que abro google maps, como si no llevase viviendo en esta ciudad más de diez años, y empiezo a callejear hasta llegar allí. debo ser imbécil, pienso.

el camino desde la gran vía hasta la plaza de santa ana debe ser en lo que se inspiró dante para escribir sobre el descenso a los infiernos. preciados, la puerta del sol, un pirata y un muñeco de stitch del tamaño de la almudena. no le falta detalle. hubo un día en el que pasear por estas zonas me hacía sentir parte de algo que me encantaba. supongo que era la idea de ser una persona que se acababa de mudar a la capital para vivir lo que serían los mejores años de su vida. de nuevo, ni rastro. noto una mirada clavada sobre mi nuca, me suena su cara, es el sephora que quiere que entre a comprarme una máscara de pestañas para sobrellevar el día. le contesto con un gesto que dice: a mi vuelta, quizás.

de repente un atisbo de ilusión, creo haber visto al mismísimo jesús mariñas y por un momento creía que mi día había mejorado. pero no, era simplemente otro hombre más.

sigo caminando y llego a la plaza. por fin. al girar la esquina se me desconfigura la cara al darme cuenta de que está en obras. el día no hace más que mejorar.

continuo con mi expedición para ver si hay alguna posibilidad de disfrutar de unas mínimas vistas. señoras y señoras, las vistas.

me pregunto si el universo estará tratando de lanzarme un mensaje, así que intento descifrarlo. empiezo a sintonizar con él y creo escuchar… hay un tiempo para todo, y ahora es tiempo de construcción… ¿me está hablando el universo de mi etapa vital? ¿de la razón fundamental de mi hastío? ¿y por qué utiliza estas metáforas? ¿es el universo un cryptobro heterosexual?

tras una búsqueda rápida en google concluyo que las obras de la plaza santa ana no son un mensaje del universo, son un mensaje del partido popular que nos quiere alertar del “exceso de árboles” ante la necesidad de más aparcamiento. ya hay movilizaciones.

subo por la plaza del ángel para bajar desde allí hacia sol de vuelta a la oficina. de camino, me cruzo con un señor que toca el saxo y canta hit the road jack. quizás ahora sí, quizás aquí está el universo. analicemos.

Hit the road Jack and don't you come back
No more, no more, no more, no more
Hit the road Jack and don't you come back no more

piensa, piensa, piensa. qué te estará queriendo decir. ¿sigue conduciendo? ¿no mirés atrás? ¿que tire hacia delante? ¿estaba el universo simplemente escuchando un hit de los 60 y le estaré interrumpiendo? va a ser eso.

bajo por carretas para volver a sol. de nuevo, los ojos penetrantes del sephora se clavan en mí, pero mi versión actualizada decide girar hacia el primor — no haberte aficionado al café de especialidad — .

elijo mi nueva máscara de pestañas, voy a innovar con una de color marrón, para darle un poquito más de luz a la mirada, a ver si así... 4,99€, promete. una vez más, el mundo de la cosmética tendiéndote la mano cuando más lo necesitas. ahora sí, mi día va a mejor.

vuelta a la oficina. ¿son estas profundas ganas de vomitar mi nueva actitud ante la vida o es solo mi segundo día de regla?

entro y voy directa al baño a probar mi nueva máscara de pestañas. fabulosa, transformadora, y encima con aceite de ricino, no puedo pedir más. qué volumen, qué longitud, qué puto efecto mariposa. ¿y el color marrón? podría parecer francesa con este estilo effortless chic si no fuera por mi total look patrocinado por adidas.

de vuelta al escritorio, 14:32h, 8836 pasos. solo quedan 1164 más.

hiller goodspeed